De camino a la Alhambra el sueño se cayó
en manos de la realidad,
y como no anticipaba la invasión
me quedé destrozado, buscando
las esquirlas de un amor
que había explicado el caos del mundo.
De camino a la Alhambra una promesa
se sometió a la distancia que la transmitía,
y yo, desesperado, con una fe incorruptible,
me puse a cantar como un imán
que de pronto descubre que los creyentes ya no creen;
mis palabras cayeron sobre una muralla que desconocía.
De camino a la Alhambra una brisa
se llevó al pasado una historia
que había conquistado el tiempo,
que había establecido un reino
de caricias, de miradas penetrantes,
de la perfección hecha alcanzable.
De camino a la Alhambra mi vida
cambió para siempre, y aunque
el dolor no me haya vencido,
las heridas no permiten que me olvide
de la luna que iluminó mi corazón
aquella noche antigua que pasamos en la Alhambra.
Miércoles, 13 de mayo de 2009
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